Doctor Who es un clásico de la televisión británica, con años y años de episodios a la espalda. A estas alturas, la mitología de la serie es compleja y retorcida, pero básicamente, el Doctor es un extraterrestre que va por ahí en su combinación de nave espacial y máquina del tiempo, el TARDIS. Siempre va acompañado de alguien más o menos humano que hace de freno.
En 2005, la BBC decidió resucitar la serie. De la mano de Russell T. Davies nace un nuevo Doctor Who -la novena encarnación; porque al morir, el Doctor tiene la capacidad de regenerarse con otro aspecto-, el último de los Time Lords. Pero extraterrestre, Time Lord y viajero en el tiempo, el Doctor es ante todo un hombre lleno de entusiasmo por el universo, que ha visto y hecho tanto que su carisma apenas le cabe en el cuerpo, y que puede ser mortalmente despiadado cuando la ocasión lo requiere. No tiene ni el más mínimo poder, va armado exclusivamente con un destornillador sónico que sólo sirve para abrir puertas y en ocasiones no parece siquiera capaz de operar el TARDIS (a veces le tiene que dar martillazos a los controles). Pero sus enemigos se echan a temblar en cuanto oyen su nombre. Porque el Doctor es como un dios totalmente humano, alguien con un optimismo tan desmesurado que crea su propio campo gravitatorio. El universo se pliega a los deseos del Doctor. Y si no se pliega… bien, el cosmos se lo ha buscado.
En 2005, la BBC decidió resucitar la serie. De la mano de Russell T. Davies nace un nuevo Doctor Who -la novena encarnación; porque al morir, el Doctor tiene la capacidad de regenerarse con otro aspecto-, el último de los Time Lords. Pero extraterrestre, Time Lord y viajero en el tiempo, el Doctor es ante todo un hombre lleno de entusiasmo por el universo, que ha visto y hecho tanto que su carisma apenas le cabe en el cuerpo, y que puede ser mortalmente despiadado cuando la ocasión lo requiere. No tiene ni el más mínimo poder, va armado exclusivamente con un destornillador sónico que sólo sirve para abrir puertas y en ocasiones no parece siquiera capaz de operar el TARDIS (a veces le tiene que dar martillazos a los controles). Pero sus enemigos se echan a temblar en cuanto oyen su nombre. Porque el Doctor es como un dios totalmente humano, alguien con un optimismo tan desmesurado que crea su propio campo gravitatorio. El universo se pliega a los deseos del Doctor. Y si no se pliega… bien, el cosmos se lo ha buscado.
1 comentario:
Increíble pero cierto!!!Aun quedan series que yo no he visto!!!
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